El 1 de agosto de 1937, un desfile de banderas rojas despedía a la fallecida Gerda Taro en las calles de París. Tenía 26 años y se iba de este mundo como la primera fotorreportera en morir en un campo de batalla. Un tanque la había atropellado el 26 de julio en la batalla de Brunete. André Friedman (su expareja, y con quien Taro «creó» el mítico fotógrafo Robert Capa) está en primera fila “destrozado” y junto a él, Ruth Cerf, Willy Chardack y Georg Kuritzkes, los amigos de Gerda que ayudarán a reconstruir su leyenda.
Así comienza esta obra, rigurosamente documentada, sobre una figura en la que, en escasos años, cristalizaron la juventud, la alegría de vivir, el talento y el compromiso en un tiempo de crisis económica, de ascenso del nazismo, de persecución y de guerra. Premio Strega 2018.
En la novela de Helena Janeczek, a través de personajes, en gran parte históricos, en primer lugar la protagonista Gerda Taro, se adentra en esa vida cotidiana, hecha de impulsos ideales y vitales y expectativas desilusionadas, de empresas heroicas y vacilaciones, de impetus revolucionarios e incluso amargas contradicciones: en un diálogo ideal con las preguntas de Simone Weil. Reiterar cómo, incluso hoy, la memoria continúa siendo un territorio de investigación viviente, y en algunos casos de lucha.