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Date(s) - 03/06/2019 - 01/09/2019
12:00 am

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En el 30 aniversario del fin del comunismo en Polonia, Checoslovaquia y Rumanía, EUNIC presenta en PhotoEspaña una exposición con instantáneas de aquellos históricos días en los tres países. Tres procesos completamente distintos que coincidieron en el tiempo dado el colapso del Pacto de Varsovia, la caída del Muro de Berlín y el paulatino derrumbamiento de la URSS. Se trata de casi un centenar de imágenes de fotógrafos ya consagrados en aquel momento, o que pasaron a la historia precisamente por sus imborrables instantáneas en los eventos que cambiaron el mapa y el futuro del viejo continente. El Antiguo Hospital de Santa María la Rica de Alcalá de Henares acoge la muestra, que podrá verse del 3 de junio al 1 de septiembre. Entrada libre.

El año 1989 fue decisivo en la historia más reciente de Europa. El sistema comunista se reveló, finalmente, como un coloso con pies de barro. La difícil situación económica, sumada al creciente descontento social y las continuas protestas masivas, abrieron una brecha en el Telón de Acero. En apenas un año empezó el rápido proceso de democratización de todo el antiguo bloque soviético.

Un caso especial fue el de Polonia, donde ya en 1980 había surgido el multitudinario movimiento Solidarność, convirtiéndose en el primer sindicato independiente del régimen comunista en la historia del bloque oriental. Nueve años después los cambios eran ya inminentes. Las negociaciones de la Mesa Redonda entre el gobierno y la oposición llevaron a un pacto que permitió la celebración, el 4 de junio de 1989, de las primeras elecciones libres tras el Telón de Acero. El resultado fue la victoria de Solidarność y la formación de un gobierno de transición presidido por el representante de la oposición, Tadeusz Mazowiecki. Este hecho fue la punta de lanza que inició la avalancha de cambios en toda la Europa Centro-Oriental y el desmantelamiento del mundo de los dos bloques culminado con la caída del Muro de Berlín.

Mientras que en Polonia ya estaba en marcha el proceso de transición democrática, el Partido Comunista de Checoslovaquia intentaba mantener su poder. Así intentaron parar con una fuerza brutal una manifestación de estudiantes el día 17 de Noviembre de 1989, y esto fue la gota que colmó el vaso. En los días posteriores se llenaron las plazas de las ciudades checas con multitudes de manifestantes y los comunistas tuvieron que marcharse. 

Como en otros países vecinos, en 1989 una buena parte de la sociedad rumana estaba hastiada del régimen dictatorial de Nicolae Ceaușescu. A diferencia de otros líderes de los países miembros del Pacto de Varsovia, Ceaușescu no era demasiado prosoviético, y había optado por una política exterior independiente. Mientras el presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov expresaba la necesidad de reformas, Ceaușescu apuntaba a una política de línea dura y de culto a su personalidad. En consecuencia, la revolución rumana fue más dura y contó con muchas víctimas mortales y manifestantes heridos.

Horario de visita:
Mar-sáb:
11.00 h – 14.00 h /
18.00 h – 21.00 h
Dom: 11.00 h – 14.00 h

Comisarios:
Miroslawa Kubas-Paradowska, Maria Floarea Pop y Stanislav Škoda

 

PRAGA

 Mientras que en Polonia el movimiento de oposición Solidarność entró en el Parlamento y en el gobierno a mediados de año, en Checoslovaquia los comunistas no pensaban compartir el poder con nadie. Contaban con la lealtad (o al menos la pasividad) que la ciudadanía había mostrado hasta entonces y la escasa influencia de los grupos de oposición, que no eran capaces de aunar sus esfuerzos o de ganarse a la opinión pública. A finales del verano y principios del otoño en Checoslovaquia había un particular equilibrio de miedo asentado que más tarde demostraría ser solo la calma antes de la tormenta: el régimen, la oposición y la sociedad se quedaron parados, nadie quería cometer ningún fallo fatal.

Ese frágil equilibrio se rompió con la manifestación estudiantil autorizada del 17 de noviembre de 1989 en Praga, influida por los mítines masivos en las ciudades de Alemania Oriental y la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre. Tras ser reprimida con una fuerza brutal, durante varios días miles de personas llenaron en protesta patios de fábricas, estadios, explanadas, calles y plazas. En los escaparates, muros, columnas o tranvías aparecieron pintadas. La fuerza de la sociedad civil y el discurso democrático conquistaron el espacio público, ocupado durante tantos años por el poder comunista y sus símbolos autoritarios. El viejo régimen había sido vencido por las concentraciones multitudinarias y su voluntad pacífica. 

Jiří Suk, historiador

También en Checoslovaquia hubo muchos fotógrafos cuya obra constituye un valioso testimonio de la realidad de los días de la transición hacia la democracia, a la que está dedicada esta exposición. Entre ellos cabe destacar a aquí presentes Dana Kyndrová, Radek Bajgar, Radovan Boček, Karel Cudlín, Přemysl Hněvkovský, Pavel Hroch, Lubomír Kotek, Michal Krumphanzl, Petr Matička, Pavel Štecha y Jan Šibík.

BUCAREST

La muestra presentada bajo el título Flashback es un mosaico en blanco y negro de la historia reciente de Rumanía. Las fotografías presentan, desde una perspectiva exenta de prejuicios, el turbio ambiente previo a la situación que llevaría al derrocamiento del régimen comunista, así como los contrastes que marcaron la vida cotidiana del periodo 1989-1990, y sobre todo las restricciones y prohibiciones de todo tipo que después de décadas de terror hicieron que “la polenta explotara” (polenta – gachas de harina de maíz, consumidas en los pueblos en lugar de pan), expresión que gritó un revolucionario desde el balcón del Teatro de la Ópera de Timișoara, la ciudad donde se encendió la chispa de la Revolución Rumana.

Además del aislamiento específico de todas las dictaduras totalitarias, el de Rumanía usaba también la pobreza extrema. Para representar la vida cotidiana de aquellos tiempos, son emblemáticas las imágenes de las interminables colas, formadas desde el amanecer, para obtener los alimentos básicos necesarios para la supervivencia (pan, leche, aceite, azúcar, etc.); alimentos que se distribuían en pequeñas raciones. El racionamiento de los alimentos (así como el de la energía eléctrica, térmica y el combustible) se impuso a toda la población como una medida opresiva, aunque, obviamente, todo se hacía para el bien del país, “alentada” de esta manera a vivir “más sano” y a generar ahorros por el bien de la patria. Estas drásticas privaciones contribuyeron al crecimiento sin precedentes de las exportaciones y a la iniciación de proyectos faraónicos. El adoctrinamiento se realizaba desde la guardería, porque cada persona tenía “la responsabilidad” de contribuir a la prosperidad del país y a cantarles odas a los “amados líderes”.

Las fotografías seleccionadas muestran escenas reales, imágenes de lo más diversas, desde mercadillos y rastros al aire libre a enlodadas calles de las ciudades en construcción, desde niños sin techo (drogadictos de los años 90 que consumen sustancias alucinógenas) a grupos de pequeños “Halcones de la Patria” (en rumano Şoimii Patriei – una organización comunista de Rumanía para los niños de 4 a 7 años, fundada en 1976 siguiendo el modelo del movimiento “Octubrista” de la Unión Soviética), desde trabajos en fábricas y horas extras a favor de la comunidad a hoteles de lujo y lugares de diversión para turistas extranjeros, desde comidas en cantinas de fábricas a vacaciones en balnearios, desde ferias y campamentos de gitanos al ejército, desde tabernas hasta camas de hospitales, etc. No faltan las manifestaciones centradas en el culto de la personalidad y las obras para el acondicionamiento de las construcciones urbanas (un verdadero desastre para el patrimonio arquitectónico, en muchos casos arrasado por completo), verdaderos modelos de arquitectura de inspiración soviética.

En este contexto, la revolución del 89 se produjo como una liberación de un régimen coercitivo que había transformado a todo el país en un gran campo de concentración comunista.

Florin Andreescu (n. 20 de octubre de 1962) es fotógrafo, cineasta, editor.

Durante los años 80 y a principios de los 90, Florin Andreescu documentó la vida cotidiana de los rumanos, desde un enfoque personal, inmortalizando escenas típicas de aquellos tiempos difíciles, a través de fotografías que no se podían enseñar y publicar en aquellos tiempos, cuando la censura era muy estricta y la “denigración de la realidad socialista” se castigaba con penas de prisión.

Todas estas instantáneas se publicaron en la prensa posterior a 1990 y se incluyeron en los dos álbumes Flashback, publicaciones de gran éxito, que se han reeditado en varias ocasiones. Este mismo año se publicará el tercer volumen de la serie Flashback. En los últimos diez años, estas imágenes se han presentado en varias exposiciones, tanto en Rumanía como en el resto de Europa.

“En la primera parte de mi vida no tuve ningún sentimiento narcisista. Solo tuve la revelación del tiempo y de la época en que tuve que vivir. Creo que de esta manera podré hablar con más facilidad sobre la vida de los años 80 y 90 del siglo pasado”. Florin Andreescu.

VARSOVIA

La difícil situación económica y social de Polonia en la segunda mitad de los años ochenta hacía patente la necesidad de cambios. En 1988 el régimen comunista empezó a sondear las posibilidades de una transición, abriéndose a un díalogo con la oposición. Con el beneplácito de la URSS y de Gorbachov, el general Jaruzelski, primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), volvió a negociar con el sindicato Solidarność, ilegalizado unos años antes. A principios de 1989 los representantes del Gobierno y de las fuerzas opositoras se sentaron juntos en la Mesa Redonda, para tratar el futuro del país. Fruto de las negociaciones fue el acuerdo que permitió la celebración de las elecciones parlamentarias pactadas, parcialmente libres, el 4 de junio.

La campaña electoral despertó grandes esperanzas en el pueblo polaco. Decenas de miles de carteles llenaron los espacios públicos. Por primera vez desde 1939, los polacos pudieron empezar a disfrutar de la incipiente libertad. El resultado fue una victoria aplastante de las fuerzas políticas unidas alrededor de Solidarność que sorprendió al Gobierno comunista. De un día para otro, y de forma pacífica, Polonia entró en el sendero de la democracia.

No obstante, el nuevo Parlamento tenía garantizada una fuerte presencia de los diputados del POUP. Los antiguos adversarios ocuparon escaños contiguos. El general Jaruzelski, a pesar del descontento de muchos, fue nombrado Presidente de la República. Sin embargo, el cargo de Primer Ministro fue otorgado a un destacado opositor y miembro de Solidarność, Tadeusz Mazowiecki. Los cambios eran ya irreversibles.

El gran entusiasmo popular ayudó mucho a seguir por el camino apenas iniciado. Junto a la ineficaz economía estatal nació el comercio privado, antes casi inexistente. Polonia empezó, no sin dificultades, su evolución del comunismo al capitalismo, del sistema autoritario al democrático. Todo era nuevo: tanto los ciudadanos como los políticos tenían que aprender a vivir bajo estas circunstancias y lo hicieron rápidamente. En 1999 Polonia se convirtió en un miembro de la OTAN y en 2004, apenas 15 años después del inicio de la transición, entró a formar parte de la gran familia de la Unión Europea.

 

Sobre el fotógrafo

Nacido en 1950 en Gran Bretaña de padres polacos, Chris Niedenthal es considerado uno de los más importantes fotorreporteros de las últimas décadas del siglo XX. Antes de 1989 visitó varias veces Polonia y otros países de la Europa Centro-Oriental, retratando la vida diaria bajo el comunismo. Sus fotos se caracterizan por una gran capacidad de mostrar actividades cotidianas y escenas prosaicas que, bajo la mirada personal de Niedenthal, adquieren un significado atemporal. Ganador del Premio World Press Photo en 1986, sus fotos fueron publicadas por Newsweek, Time, Der Spiegel, Geo y Forbes, entre otros y siguen siendo obras de referencia para cualquier publicación sobre la época.

Fecha(s) y hora)s) de celebración 3 de junio-1 de septiembre
Lugar de celebración Convento de Santa María la Rica — Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Calle Santa María la Rica, 3, Alcalá de Henares

 

Organizador Ayuntamiento de Alcalá de Henares, Centro Checo, Instituto Polaco de Cultura, Instituto Cultural Rumano, EUNIC y PHotoESPAÑA
Nombre foto principal photoespaña